Después de una caída, cuesta volver a confiar… en los demás, en ti mismo, en Dios. Pero Él es experto en restaurar lo que parece imposible.
Lectura: Joel 2:25
“Les compensaré los años que comió la langosta… y comerán hasta saciarse, y alabarán el nombre del Señor su Dios, que hizo maravillas con ustedes.”
Reflexión:
Dios no solo te levanta: te restaura. Y restaurar no es dejarte igual, es dejarte mejor. Él no remienda los pedazos, los convierte en una nueva obra.
Hay cosas que creías perdidas para siempre, pero Dios puede resucitar lo que tú ya diste por muerto. Su poder no tiene fecha de caducidad.
Acción:
Declara: “Dios está restaurando mi vida, mis emociones y mis sueños.” Escríbelo en un papel y guárdalo como recordatorio de fe.