Cuando todo se derrumba, lo último que imaginamos es que pueda haber propósito en el dolor. Pero Dios no desperdicia ninguna lágrima. Todo tiene un sentido en sus manos.
Lectura: Romanos 8:28
“Sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito.”
Reflexión:
El propósito no siempre se entiende en el momento. A veces, solo cuando miras atrás ves cómo cada caída, cada retraso y cada pérdida formaban parte del plan.
Dios no busca perfección, busca disposición. No necesitas tenerlo todo claro para que Él te use; necesitas estar dispuesto.
Tu propósito no comenzó cuando decidiste seguir a Dios, comenzó cuando Él te creó.
Acción:
Piensa en una situación difícil del pasado y escribe tres cosas que aprendiste de ella. Agradece a Dios por convertir el dolor en crecimiento.